Celebramos una fiesta a bordo porque era la costumbre. Bebimos champán, y cuando llegó la hora de que los visitantes desembarcaran, la besé y ella me besó. Le dije que la echaría de menos y ella me dijo que me echaría de menos, pero no estoy seguro de que ninguno de los dos estuvieran diciendo la verdad. Estaba achispado con el champán, y cuando el barco se apartó del muelle saludé con la mano sin saber a qué estaba saludando. Pensé que así había sido mi vida. Saludar sin saber a qué.
15 de marzo de 2007
El profesor
Publicado por
Silvyne
en
17:08
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