Voy a empezar esta historia con el titulo de una canción de Los Secretos que decía Soy como dos y te voy advirtiendo, querida, queridisima, juguetito mío, bomboncito de licor con guinda, luz de donde el sol la toma y, ya de paso, de todos los flexos eléctricos de esta casa, incluyendo éste bajo el que escribo aprovechando tu sueño que es mi tranquilidad y mi reposo y el unico momento que tengo para mi, te voy advirtiendo, digo, que nunca me gustaron Los Secretos, más que nada porque en la epoca en que tenian que gustarme... no permití que me gustaran y me negué tozudamente a que se instalara en mi cabeza ninguno de los estribillos de sus canciones por muy pegajosos que fueran...Pero no era de mis gustos musicales de lo que queria hablarte al mencionar aquella canción, sino de por qué tanta gente se siente dos dentro dentro de uno, de por qué yo siempre me he sentido dos. Una, mi yo esencial, la persona que verdaderamente soy bajo todas estas capas de cebollas de disfraces y convenciones sociales que se superponen unas a otras y esconden lo que hay en el interior, en mi centro mismísimo, en el círculo último y oscuro: una criatura escondida que se alza intacta desde las memorias de infancia, sosteniendo como puede el peso de mi vida y de las secretas razones que la mueven. Y la otra, la persona que no soy pero que siempre creí ser a partir de lo que los demás decían que era: un absoluto desastre...Y también una histérica... una inmadura... A pesar de todo,no era exactamente como los demás creían...
Lucia Extebarria
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